y entrado en el reino eterno, lo haya hecho después de haber padecido toda clase de pruebas en el desierto (v. 15). Él ha compartido nuestra suerte (2:17–18). Por esto es nuestro válido representante ante Dios. Y porque nos entiende, puede ejercer el ministerio de ayudarnos de una manera compasiva, comprensiva y eficaz (v. 16). ¿Por qué, entre todas las maneras de contemplar a Jesús, el autor de Hebreos se centra en su sacerdocio? No porque su sacerdocio sea en principio más importante que su señorío,
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